
¡HOOOLA! a todos los ¿torpecillos? del mundo mundial, y a los q ¿no lo sois tanto?. Si, seguro....
viernes, 25 de enero de 2013
Yo, el "niño ardilla", un escritor "insigne", mi cartilla del médico y… ¡¡la cuchara!!* (1ª Parte)
¡Hooola! ¡Cuanto time q no escribía na d na! ¿Verdad?
Meses largos en los q me ha pasado d to, pero x mi
vaguitis e dejado correr sin contar los hechos acaecidos en mi "pequeña" vida
(¡Jo, q novelera!). Buenooo… A lo q iba. El Miércoles en el bar d la Casa
Encendida hubo una presentación d un libro y yo me metí d rondón (A cotillear
+ q nada). Me acerco a una mujer menuda,
morena y le pregunto: -¿Q se celebra? Me lo explica y al verles bebiendo
copas d vino, a ella y su acompañante, digo: - ¿Son gratis? Yes. Pero en esa
barra solo había botellas d tinto en cubiteras con hielo + q na. El camarero
me manda pa la barra principal y pa´ ya q voy.
Espero, espero y requetespero mirando como tira la caña pa alguien un
barman + lento q una tortuga y el dichoso vaso sin acabar d llenarse. Su
sediento cliente (si todavía lo estaba
esperando) habría gritado ¡¡Aleluya!! . Cuando ricitos d… ¿rubio raro? , no se,
(barman) me atendió le pedí una Coca-Cola y me puso hasta ¡¡Una rodajita de
limón!!Cosa insólita (recordad ``De la chica invisible a….´´) hielo y bien
fresquita. Momentos antes comía las migas d patatas fritas q quedaban x varios
platos del local(a falta d pan). Aceitunas había d sobra. Así conocí al "niño ardilla".
Sentado en una silla
d la barra bebía naranjada a la par q se embuchaba olivas cual hámster
nervioso. ¿Seria xq era el único niño
entre tanto adulto ocioso? La curiosidad me pudo y ya a su lado le hable: -Parcs
una ardilla comiéndotelas a dos manos.
Me recuerdas a las ardillas del Retiro. Sonrió con su pelo castaño y ojos
¿pardos?. No tendrá + d 7 u 8 años. La mujer morena q le corregía las respuestas
a mis preguntas se fue. Él me dijo q
era sobrino del autor del libro pero a ambos nos interesaban + las aceitunas:-
Comete estas, las verde claro. Son las mejores. Las verde oscuro stan duras y no parecen hechas, le dije. Él
asintió con la boca llena y yo insistí: -Las q parecen balones de rugbi pequeñitos y las sin hueso son las mejores.
De repente grito: ¡Mamaa! (había notado la ausencia de la mujer) y huyo de mi cual culebrilla, supongo q en su busca.

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